Skip to main content

Código de Conducta: Sesión Uno

Session 1: Introduction

Los “líderes ministeriales” son todos los oficiales (ministros ordenados, pastores comisionados, ancianos y diáconos), los miembros del personal de la ICRNA y los miembros del concilio de delegados. También se anima a los concilios de las iglesias locales a considerar como líderes ministeriales a todo el personal de la iglesia (sean o no ordenados) y a los voluntarios que proporcionan liderazgo en la iglesia. Los líderes ministeriales han sido facultados por Dios y la iglesia para servir al cuerpo de Cristo para el bien. Están llamados a resistir todas las tentaciones de abusar de su poder a través del mal uso de la posición, autoridad o influencia.

El abuso de poder es a menudo definido como el uso indebido del poder para dañar a otra persona o usar el poder y la influencia para tomar ventaja injusta de otra persona. Todo abuso por parte de líderes ministeriales dentro de la iglesia es también abuso espiritual y tiene impactos espirituales que a menudo aumentan el daño causado a los individuos y a la familia de Dios. Para más información sobre el uso y el abuso de poder, véase el informe del comité para abordar el abuso de poder (Acts of Synod 2019, pp. 587-615).

Scripture: Marcos 10:35-45

Se acercaron Santiago y Juan, hijos de Zebedeo.

—Maestro —dijeron—, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.

—¿Qué quieren que haga por ustedes?

—Concédenos que en tu glorioso reino uno de nosotros se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.

—Ustedes no saben lo que están pidiendo —respondió Jesús—. ¿Pueden acaso beber el trago amargo de la copa que yo bebo o pasar por la prueba del bautismo con el que voy a ser bautizado?

Ellos dijeron:

—Sí, podemos.

—Ustedes beberán de la copa que yo bebo —respondió Jesús— y pasarán por la prueba del bautismo con el que voy a ser bautizado, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde concederlo. Eso ya está decidido.

Cuando lo oyeron los otros diez, se indignaron con Santiago y Juan. Así que Jesús los llamó y dijo:

—Como ustedes saben, los que se consideran gobernantes de las naciones oprimen al pueblo y los altos oficiales abusan de su autoridad. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de todos. Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

Preguntas de Discusión

  1. El poder y la influencia no son ni buenos ni malos en sí mismos, sino que son un regalo de Dios que puede ser usado para el florecimiento de los demás o para causar daño. Cada posición de liderazgo ministerial conlleva poder e influencia. Cuando piensas en aquellos que sirven como líderes ministeriales, por ejemplo, un pastor, un anciano, un líder juvenil o un voluntario, ¿de qué manera tienen influencia? ¿En qué momentos, como líder ministerial, has notado que las personas te miran con admiración y te otorgan influencia sobre ellos?
  2. Las personas que participan en diversos ministerios vienen con una suposición de confianza hacia quienes son líderes ministeriales. ¿Cómo pueden los líderes ministeriales administrar esa confianza de manera que refleje a Cristo?
  3. ¿Qué escuchas en Marcos 10:35-45 que nos ayuda a entender cómo administrar bien nuestro poder e influencia?
  4. ¿Cuáles son las prácticas espirituales que pueden ayudarte a ser intencional en el uso de tu influencia para el florecimiento de los demás? ¿Cómo puedes desarrollar estos “músculos espirituales”?

Oración por los Líderes

En estos momentos de silencio, reflexionamos sobre el poder que Dios nos ha confiado. Abrimos nuestras manos.

<manos abiertas>

Dios, sentimos tanto el peso como el regalo de lo que has puesto en nuestras manos. Sentimos el peso y el regalo de la confianza que otros han depositado en nuestras manos.

<pausa>

Dios, oramos para que llevemos este poder de manera que te traiga gloria y sirva a tu pueblo. Que Cristo esté obrando en nosotros, transformándonos, convenciéndonos y haciéndonos crecer, para que todos puedan florecer y el poder de Dios sea conocido. Nos ofrecemos a ti con humildad y gratitud. Úsanos siempre y solo para tu gloria. Amén.